El cuerpo en el sistema del vestido escénico tiene mayor número de significaciones y detalles que el cuerpo ideal de la moda (por ser precisamente éste un canon, un ideal). Su objetivo no es sostener simplemente un traje sino contar una historia o manifestar unos sentimientos o unas ideas. El traje define y significa, establece un marco para el cuerpo, pero el cuerpo, a su vez, transforma el traje mediante sus acciones, poses o maneras. El vestido escénico por su parte es también un signo con una función narrativa, además de estética, el traje junto al actor construyen al personaje que luego será movido por los hilos del director.

Pongamos un ejemplo en El Perro del Hortelano (Pilar Miró), el diseñador de vestuario Pedro Moreno, creó unos trajes para la condesa de Belflor (Emma Suárez) en los que el color asumía el papel significante principal. El vestido es modelado por la actitud del cuerpo  (la interpretación y aspecto de Emma Suárez en este caso) pero el cuerpo es fundamentalmente modificado por el color, el cual cambia según varía el estado de ánimo de la condesa.