Historia de la falda
Historia de la falda
Publicado el 12 noviembre 2013 por Lannel @Lannel_Spain
Queremos dedicar nuestro post de hoy a una prenda que tiene una larga historia y que sigue de moda …: la falda.
La falda es hoy una de las prendas básicas en cualquier guardarropa femenino. Formal, casual, corta o hasta los tobillos, es y seguirá siendo una prenda muy versátil que puede combinarse con muchas otras piezas para generar atuendos y estilos diferentes.
Para hablar de la historia de la falda tenemos que remontarnos casi hasta el inicio de los tiempos ya que se ha comprobado que las llevaban nuestros antepasados en las cavernas. Inicialmente su cometido era para protegerse contra el frío y las inclemencias del clima. Se trataba tan sólo de un recuadro de tela agujerado por la parte de en medio, por el cual se insertaba en el cuerpo, y se sujetaba con una cuerda en la cintura alta o hasta el pecho. Pero ésta no fue una “moda pasajera” ni mucho menos.
Ya en la época de los sumerios, asirios y egipcios, se crearon ciertas diferencias. Los egipcios, por ejemplo, crearon los plisados, y los hombres la llevaban arriba de la rodilla, mientras que las mujeres la llevaban hasta el tobillo, ajustada al talle y con tirantes.
Durante el imperio romano, el emperador Constantino comenzó a usar la falda hasta la rodilla, hecha de correas anchas de cuero y bordes, extendiendo su uso entre los soldados romanos.
Más tarde el uso de la falda comenzó a ser exclusivo de las mujeres por ser una prenda cómoda y que permitía el movimiento libre de las piernas. Es entonces cuando la falda comienza a transformarse de acuerdo a los momentos históricos, tendencias y necesidades de las mujeres.
En la época medieval, la falda era de cintura muy alta, prácticamente comenzaba justo debajo del busto y llegaba hasta los tobillos o el suelo. Se fabricaba con telas pesadas y oscuras.
Durante la época renacentista, se transformó convirtiéndose en una especie de túnica que tenía un corte imperio y que iba desde los hombros hasta los pies. Al ser una solo pieza, se consideraba más como un vestido, por lo que la falda quedó a un lado.
La falda se retomó en el siglo XVII y hasta el siglo XVIII, periodo en el cual se comenzó a utilizar con una serie de aros cosidos a ésta, lo que la hacían lucir amplia y abultada, de modo que el talle de la mujer se veía extremadamente delgado en comparación con su parte inferior. También se usaba con una estructura metálica que la hacía lucir abombada en la zona posterior. Otra variante más era usarla con este tipo de estructuras de metal, pero a los lados de la cadera, llamada “guarda infantes” debido a la gran anchura que le proporcionaba a la falda. Aunado a esto, en esos siglos las faldas contaban con muchos detalles y adornos, principalmente en su parte trasera.
Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, la falda se comenzó a llevar más estrecha y sin estas estructuras metálicas. Algunas incluso eran un tanto ajustadas al cuerpo para resaltar las curvas. Las telas eran menos pesadas y el largo era hasta el tobillo, pero continuaban siendo algo complicadas para las actividades de la vida diaria.
Es por esto que en los años veinte Coco Chanel propuso otro estilo de prenda, mucho más amplia y corta que facilitaba el movimiento para las mujeres. Así, Chanel logró imponer un nuevo estilo con el llamado “largo Chanel”. Sin embargo, en este periodo la falda comienza a dejarse nuevamente de lado, aunque no desaparece totalmente; se llevaba recta, holgada y hasta la rodilla, y en ocasiones tableada.
Así continuó durante la década de los años treinta y cuarenta, solo que en estos años, debido a los hechos históricos delicados como la Segunda Guerra Mundial, las telas de las faldas se volvieron de muy baja calidad, y las faldas se hicieron más estrechas, con un largo máximo a la altura de la pantorrilla.
En la década de los cincuenta vuelve el esplendor, triunfa el “New look” de Cristian Dior. La silueta se vuelve a forzar con una cintura muy estrecha, la mujer avispa y por contraste, mucho volumen en hombros, pecho y en la falda que aumenta su vuelo, pero manteniéndose por debajo de las rodillas.
Durante los años sesenta, surgió un tipo de falda jamás visto antes, y que perdura hasta la actualidad: la minifalda. Fue creada por la británica Mary Quant, inspirada en los automóviles “Mini”. Se caracterizaba por tener un largo que llegaba arriba de la rodilla, algo sumamente escandaloso para la época. Este largo no solo representaba una moda, sino una forma de expresar la liberación femenina de aquellos tiempos.
Durante los años setenta, se introdujo un estilo de falda a la cintura y sumamente larga que estilizaba la figura, generalmente con motivos florales. Sin embargo la minifalda continuaba en su apogeo.
En los años ochenta, noventa y principios del siglo XXI, se dejaron ver diversos tipos de faldas que se inspiran en los diseños anteriores, con ligeras variaciones en el largo, corte o estampado. Sin embargo a principios del 2000, se impuso con fuerza la microfalda, mucho más corta y provocadora que la minifalda, normalmente de 20 a 30 cm.
Los escoceses usaban la falda más reconocida por todo el mundo de este modelo deviene todos los otros modelos, forman parte de la moda y de sus tradiciones. Su uso con el paso del tiempo, ha sido extrapolado y adaptado al género femenino confeccionando modelos de faldas cortas y hasta la rodilla, de cuadros oscuros y anchos o bien de colores vistosos.
La falda escocesa ha sido elegida la prenda favorita de los hombres. Diseñadores como Vivienne Wastwood, el fallecido Alexander Mc Queen han estado tratando de reinventar esta tradicional prenda, poniéndola más de moda y transformándola en diseño y elegancia. Estos diseñadores han redimido los clásicos tartanes de falda escocesa para adaptarlo a la moda actual.
Actualmente existe una gran variedad de modelos y diseños, muchos de ellos inspirados en la moda retro de otras épocas, pero fabricadas en cualquier variedad de materiales, texturas y estampados, y con largos que van desde el suelo hasta los muslos. A pesar del paso de los años y de que el pantalón ha ganado mucho terreno en el guardarropa femenino, la falda sigue siendo un básico que toda mujer debe poseer.
La falda es hoy una de las prendas básicas en cualquier guardarropa femenino. Formal, casual, corta o hasta los tobillos, es y seguirá siendo una prenda muy versátil que puede combinarse con muchas otras piezas para generar atuendos y estilos diferentes.
Para hablar de la historia de la falda tenemos que remontarnos casi hasta el inicio de los tiempos ya que se ha comprobado que las llevaban nuestros antepasados en las cavernas. Inicialmente su cometido era para protegerse contra el frío y las inclemencias del clima. Se trataba tan sólo de un recuadro de tela agujerado por la parte de en medio, por el cual se insertaba en el cuerpo, y se sujetaba con una cuerda en la cintura alta o hasta el pecho. Pero ésta no fue una “moda pasajera” ni mucho menos.
Ya en la época de los sumerios, asirios y egipcios, se crearon ciertas diferencias. Los egipcios, por ejemplo, crearon los plisados, y los hombres la llevaban arriba de la rodilla, mientras que las mujeres la llevaban hasta el tobillo, ajustada al talle y con tirantes.
Durante el imperio romano, el emperador Constantino comenzó a usar la falda hasta la rodilla, hecha de correas anchas de cuero y bordes, extendiendo su uso entre los soldados romanos.
Más tarde el uso de la falda comenzó a ser exclusivo de las mujeres por ser una prenda cómoda y que permitía el movimiento libre de las piernas. Es entonces cuando la falda comienza a transformarse de acuerdo a los momentos históricos, tendencias y necesidades de las mujeres.
En la época medieval, la falda era de cintura muy alta, prácticamente comenzaba justo debajo del busto y llegaba hasta los tobillos o el suelo. Se fabricaba con telas pesadas y oscuras.
Durante la época renacentista, se transformó convirtiéndose en una especie de túnica que tenía un corte imperio y que iba desde los hombros hasta los pies. Al ser una solo pieza, se consideraba más como un vestido, por lo que la falda quedó a un lado.
La falda se retomó en el siglo XVII y hasta el siglo XVIII, periodo en el cual se comenzó a utilizar con una serie de aros cosidos a ésta, lo que la hacían lucir amplia y abultada, de modo que el talle de la mujer se veía extremadamente delgado en comparación con su parte inferior. También se usaba con una estructura metálica que la hacía lucir abombada en la zona posterior. Otra variante más era usarla con este tipo de estructuras de metal, pero a los lados de la cadera, llamada “guarda infantes” debido a la gran anchura que le proporcionaba a la falda. Aunado a esto, en esos siglos las faldas contaban con muchos detalles y adornos, principalmente en su parte trasera.
Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, la falda se comenzó a llevar más estrecha y sin estas estructuras metálicas. Algunas incluso eran un tanto ajustadas al cuerpo para resaltar las curvas. Las telas eran menos pesadas y el largo era hasta el tobillo, pero continuaban siendo algo complicadas para las actividades de la vida diaria.
Es por esto que en los años veinte Coco Chanel propuso otro estilo de prenda, mucho más amplia y corta que facilitaba el movimiento para las mujeres. Así, Chanel logró imponer un nuevo estilo con el llamado “largo Chanel”. Sin embargo, en este periodo la falda comienza a dejarse nuevamente de lado, aunque no desaparece totalmente; se llevaba recta, holgada y hasta la rodilla, y en ocasiones tableada.
Así continuó durante la década de los años treinta y cuarenta, solo que en estos años, debido a los hechos históricos delicados como la Segunda Guerra Mundial, las telas de las faldas se volvieron de muy baja calidad, y las faldas se hicieron más estrechas, con un largo máximo a la altura de la pantorrilla.
En la década de los cincuenta vuelve el esplendor, triunfa el “New look” de Cristian Dior. La silueta se vuelve a forzar con una cintura muy estrecha, la mujer avispa y por contraste, mucho volumen en hombros, pecho y en la falda que aumenta su vuelo, pero manteniéndose por debajo de las rodillas.
Durante los años sesenta, surgió un tipo de falda jamás visto antes, y que perdura hasta la actualidad: la minifalda. Fue creada por la británica Mary Quant, inspirada en los automóviles “Mini”. Se caracterizaba por tener un largo que llegaba arriba de la rodilla, algo sumamente escandaloso para la época. Este largo no solo representaba una moda, sino una forma de expresar la liberación femenina de aquellos tiempos.
Durante los años setenta, se introdujo un estilo de falda a la cintura y sumamente larga que estilizaba la figura, generalmente con motivos florales. Sin embargo la minifalda continuaba en su apogeo.
En los años ochenta, noventa y principios del siglo XXI, se dejaron ver diversos tipos de faldas que se inspiran en los diseños anteriores, con ligeras variaciones en el largo, corte o estampado. Sin embargo a principios del 2000, se impuso con fuerza la microfalda, mucho más corta y provocadora que la minifalda, normalmente de 20 a 30 cm.
Los escoceses usaban la falda más reconocida por todo el mundo de este modelo deviene todos los otros modelos, forman parte de la moda y de sus tradiciones. Su uso con el paso del tiempo, ha sido extrapolado y adaptado al género femenino confeccionando modelos de faldas cortas y hasta la rodilla, de cuadros oscuros y anchos o bien de colores vistosos.
La falda escocesa ha sido elegida la prenda favorita de los hombres. Diseñadores como Vivienne Wastwood, el fallecido Alexander Mc Queen han estado tratando de reinventar esta tradicional prenda, poniéndola más de moda y transformándola en diseño y elegancia. Estos diseñadores han redimido los clásicos tartanes de falda escocesa para adaptarlo a la moda actual.
Actualmente existe una gran variedad de modelos y diseños, muchos de ellos inspirados en la moda retro de otras épocas, pero fabricadas en cualquier variedad de materiales, texturas y estampados, y con largos que van desde el suelo hasta los muslos. A pesar del paso de los años y de que el pantalón ha ganado mucho terreno en el guardarropa femenino, la falda sigue siendo un básico que toda mujer debe poseer.