Plisados Gérard Lognon
Lognon, una historia de plisado
París, rue Casanova. Las fechas de apartamentos de la 17 ª siglo, el suelo aparece Luis XIV, las paredes están cubiertas con láminas de cartón 3000, que se han desvanecido con el tiempo.Estamos en el taller de Gérard Lognon, máquina de plisado durante más de cuatro generaciones. Su bisabuela comenzó la tradición de la familia bajo el reinado de Napoleón III, cuando la profesión todavía era conocido como “calanderer”. Fue entonces cuando los hombres de las siguientes generaciones que pasaron la antorcha hacia abajo el uno al otro, cada uno de ellos el aprendizaje de su ancestro, dotado con el talento de la familia.
Hoy en día, cinco personas trabajan en inicio de sesión l’indéplissable (en otro momento hasta sesenta personas trabajaban allí al mismo tiempo) con delicadeza el plegado de los paños de la alta costura, cine y ópera disfraces, trajes de abogado y para algunos individuos afortunados. El material se coloca en primer lugar entre dos moldes de papel kraft (algunos de los cuales tienen más de un siglo de antigüedad), que entonces se ponen en un horno de vapor durante una hora; el material finalmente se retira de su molde, con delicadeza para no dañar los patrones, que a veces son muy sofisticados.
La alta calidad de los pliegues ha permitido el taller Lognon para continuar a través de los siglos y se ha establecido como uno de los últimos fabricantes de pliegue en París, siendo la entrega de pliegues en forma de soles o “ramos de flores” poéticas, así como la famosas plazas de seda plisado para Hermès.
http://elprofeabdon.blogspot.com.es/2015/10/plisados-lognon-de-paris-arte-del.html
Desde la antigüedad el arte del plisado se ha utilizado como técnica para cambiar el aspecto y agregar distinción a las telas. En Egipto esta técnica se aplicó al lino utilizado en la vestimenta de las familias reales como señal inequívoca del poder, gloria y divinidad faraónica. En Grecia este tratamiento fue dado a los mantos y túnicas de los Helénicos; este arte se extendió hasta el siglo XX cuando Mariano Fortuni logró el éxito con su túnica Delphos y recuerdos icónicos invaden nuestra mente con la imagen de Marilyn Monroe sujetando su vestido blanco plisado agitado por el viento así como también, con el trabajo del diseñador Issey Miyake quien logró el aplauso del mundo con sus magníficos origamis aplicados a sus diseños.
París — El tiempo parece haberse detenido en los talleres Gérard Lognon, en pleno centro de París, donde desde la mitad del siglo XIX los artesanos plisan textiles con los mismos gestos y técnicas, un oficio muy apreciado en la alta costura.
Cuatro generaciones de Lognon se transmitieron el oficio, desde que Emile fundó los talleres en 1853, pero el verano pasado su bisnieto, Gérard-George, se jubiló sin dejar sucesor. Los talleres fueron adquiridos por Chanel, al igual que una decena de otros oficios de artesanos (bordado, plumas, calzado, etc.) que pasaron a integrar Paraffection, una filial de la marca de lujo francesa.
En el taller, situado entre la Ópera Garnier y la plaza Vendôme, tres plisadores están manos a la obra, rodeados de moldes de cartón dispuestos sobre estanterías. El lugar parece no hacer cambiado desde hace décadas. Gérard-George Lognon se consideraba un “ennoblecedor de telas”, dado que en manos de estos artesanos el textil liso puede adoptar formas diferentes.
“Es una escultura de la vestimenta”, comenta Leopoldine Pataa, una joven de 34 años que hasta hace poco trabajaba para Lemarié, una empresa que también fue vendida y pasó a integrar Paraffection. Existe el plisado ‘sol’, perfecto para vestidos amplios, el plisado plano, el plisado acordeón y otros más fantasiosos, bautizados por Lognon: ‘Gaspard’, ‘Auguste’, ‘boa’, etc. Los mismos nombres designan a los moldes respectivos. Algunos se asemejan a los origami japoneses por la complejidad de pliegues de cartón necesarios para llegar al molde final, en un laberinto de zigzags. Hay unos 2.500 moldes para unos 2.000 plisados diferentes.
“Una pieza de tela lleva un día entero de trabajo”, explica Nadine Duffat, directora de Lemarié. Algunas pueden plisarse también a máquina.
Para los desfiles de alta costura que concluyen el jueves en París, los plisadores trabajaron a toda máquina para confeccionar telas destinadas a Chanel o Dior y el venezolano Oscar Carvallo, que presentó el martes una colección inspirada en la obra del pintor cinético Carlos Cruz-Diez. Según Carvallo, oficios como el de Lognon son “importantísimos” para la alta costura. “Yo me apoyo mucho en este tipo de artesano”, explicó el venezolano a AFP. Para la colección primavera-verano “quise experimentar en qué queda el arte cinético plisado”, relató. “Los plisamos en pirámides y el resultado es maravilloso: ¡queda como si fuera un pavo real!”
Lognon también hace ‘prêt-à-porter’ para Chanel o Vanessa Bruno. Los famosos ‘carré’ Hermes de seda pasan por Lognon cuando vienen plisados. “Es un oficio único que hay que conservar, (…), indispensable para la alta costura y el prêt-à-porter de alta gama”, comenta Nadine Duffat. Sobre todo porque quedan solo unas cinco casas de plisado en Francia.