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Series y máquinas de coser

La serie ‘El tiempo entre costuras’ resucita la pasión por las máquinas de coser

La adaptación televisiva de la novela de María Dueñas ha disparado la venta online de esta herramienta y la ha sacado de los trasteros de las casas de los españoles

Aparte del daño que haya podido causar la serie a la cadena pública en favor de Antena 3, El tiempo entre costuras ha colaborado a reflotar una indistria que andaba ya en vías de extinción: la costura. Si teclea usted “máquina de coser” en su buscador de Internet, con lo primero que se topará será con tres resultados (promocionados) de grandes almacenes y puntos de venta online que le intentarán encasquetar una máquina de coser. ¿Y quién compra una máquina de coser a puertas del año 2014? 
Máquina de coser de 1964. / GETTY
Máquina de coser de 1964. / GETTY

 

 

Contra todo pronóstico, mucha gente. El portal Amazon.es lanzaba un comunicado hace una semana en el que se anunciaba que las ventas de máquinas de coser han aumentado un 135% desde la emisión de la serie. Según explican desde esta web de ventas, “durante los cuatro primeros capítulos de esta serie, ambientado en el taller de alta costura que regenta una modista española refugiada en Tetuan, los pedidos de este artículo se han más que duplicado respeto a la media registrada antes de que empezaran las emisiones”.

¿Este aumento es debido realmente a la ficción? Los datos registrados por Amazon así lo confirman. El mayor pico de compras se registra los lunes por la noche durante la emisión del capítulo, y es justamente durante el horario de emisión de El tiempo entre costuras cuando los pedidos de máquinas de coses registran una mayor intensidad: entre las 22.00 y las 00.00 horas, las ventas de este artículo han aumentado un 124% de media respeto a los pedidos registrados durante esta misma franja antes de que se empezara a emitir el drama televisivo.

Todas quieren aprender a coser

Además de las ventas disparadas durante la emisión de la serie, han aparecido un buen número de escuelas, locales y talleres donde personas con este interés compartido se reúnen y comparten trucos y secretos de este arte. Black Oveja, Trapo y tela o El punto Madridson algunas de las más populares.

Internet también se suma a la moda de la costura y las webs donde abastecerse de lana, agujas y demás materiales, así como de prendas de punto ya terminadas, han proliferado en los últimos tiempos: la española Téjeme o la francesa Golden Hook han crecido en visitas considerablemente.

Leer capítulo a capítulo las aventuras de Sira Quiroga, una modista madrileña de los años 30 que acaba de espía, o verla capítulo a capítulo en televisión en la piel de Adriana Ugarte rescató de la memoria patrones, máquinas Singer, bobinas de hilo y maniquíes. La novela de María Dueñas y la serie de Antena 3 han reavivado un interés por la costura que viene ya de antes, al calor o frío de la crisis económica y la necesidad de ahorro, pero también por la filosofía del háztelo tú mismo (Do it yourself) importada de Estados Unidos y el gusto por lo vintage y lo artesanal.

Sira Quiroga y sus aventuras causaron furor. La historia de esta joven costurera, interpretada por Adriana Ugarte, tras la Guerra Civil, registró importantes audiencias. Pero, además, provocó un efecto secundario: según Amazon.es, la venta de máquinas de coser se ha incrementado un 135%.

Durante el horario de emisión de «El tiempo entre costuras»„ entre las diez y las doce de la noche, los pedidos de máquinas de coser por internet todavía eran mayores. En tan solo un mes, las máquinas de coser se han convertido en el producto más vendido en su categoría en Amazon.es, que actualmente cuenta con más de 80.000 productos disponibles. Las ventas del libro original de María Dueñas se multiplicaron por cuatro desde la emisión del primer capítulo. La actriz protagonista, por su parte, se ha lanzado a diseñar una colección de lencería femenina.

Centros como Tissora, en Abastos (Valencia), o el Tiempo de costura de Esperanza Peña van a cambiarse de local para poder responder a lademanda creciente. Según Pablo Barbero, administrador de Tissora, el aumento de demanda comenzó con la crisis pero «este año se lleva la palma». «Es difícil apunta cuantificar la repercusión de estas series en nuevas matrículas, pero sí es posible que haya despertado en muchas el 99% son mujeres la curiosidad por aprender a coser».

Patricia Rozalén, responsable de los talleres de costura de Parapente homemade, comenzó en 2010. En estos tres años, añade, la mayoría de la gente que se decidió a volver a coser lo hizo por la crisis, por ahorrarse los arreglos, porque sus madres y/o abuelas ya no pueden coger aguja e hilo o porque están en paro. Patricia apunta también motivos sentimentales la nostalgia del pasado, los recuerdos de la infancia. Para la responsable de los talleres de Parapenteestudio que sí ha detectado el aumento del mercado de máquinas de coser en internet o de segunda mano a raíz de “El tiempo entre costuras” este cambio es muy positivo para el sector textil en general, tan castigado por la fabricación china.

Esperanza Peña de Tiempo de costura asegura que «ya casi todo el mundo quiere hacer ropa». A las academias y talleres acuden personas que quieren coser en casa o como hobby pero también quien busca salidas profesionales. Es el caso de la escuela que tiene el Gremio de Sastres y Modistas de Valencia, uno de los más antiguos. Fran Tochena, maestro mayor del gremio, explica que allí la mayor afluencia es anterior al boom literario y televisivo y se explica por la calidad de la formación ofrecida. Además, en las clases de indumentaria valenciana muchos de los alumnos son falleros o miembros de algún grupo de folclore que quieren confeccionar su propio vestuario y en las de costura, Tochena ha detectado gente joven, poco acostumbrada a vestir este tipo de prendas, que «se está dando cuenta de que es un lujo poder hacer tu propio vestuario a medida y poder ir exclusiva en cada momento».

Aunque Adriana Ugarte aprendió a coser de niña (le enseñó su abuela), en algunos planos utilizó las manos de una doble para las labores de costura más complicadas. Finalizada la serie basada en la novela de Dueñas, toma el relevo Velvet, en la que Paula Echevarría encarna el papel de una costurera en unos grandes almacenes en los años 50.

 

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